Por Marcela Genis, VP de ICF Capítulo México
En las últimas dos décadas, el coaching profesional ha ganado una presencia cada vez más sólida en el mundo corporativo. Las organizaciones reconocen su valor como una herramienta estratégica para el desarrollo de liderazgo y la gestión del cambio. También lo consideran clave para fortalecer el rendimiento individual y colectivo. Las empresas invierten en procesos de coaching ejecutivo para sus líderes, así como en programas de coaching organizacional. Esto les permitirá impulsar culturas más ágiles, colaborativas y centradas en el talento humano. Esta tendencia ha consolidado al coaching como una práctica esencial dentro del ecosistema empresarial. Especialmente en contextos de alta competitividad y transformación constante.
Pero ¿qué pasa en esas instituciones sin fines de lucro o fundaciones que se dedican a servir a poblaciones vulnerables? Organizaciones que cuidan a otros, pero tienen poco acceso a espacios para cuidarse a sí mismas. Su foco está en el impacto social, no en invertir en desarrollo organizacional. ¿Será una paradoja?
Muchas ONGs valoran el desarrollo de sus líderes, pero no tienen presupuesto para ello.
- Donaciones y financiamientos se dirigen casi exclusivamente a los programas para los beneficiarios. Las organizaciones que reciben financiamiento de los donantes deben ofrecer mayores garantías de que podrán cumplir los objetivos del proyecto financiado.
- El coaching sigue siendo visto como “lujo” o “extra”.
Es necesario cambiar esta percepción.
¿Qué caracteriza al liderazgo en el sector social?
Las organizaciones sin fines de lucro enfrentan los mismos problemas que las corporaciones con fines de lucro, como la preocupación por reclutar y retener el mejor personal, y mantener sus estados financieros en números negro. Pero veamos algunas dificultades adicionales que se les presenta para ejecutar tareas y atraer empleados.
- Vocación, resiliencia y compromiso profundo.
- Presión constante por resultados con recursos limitados.
- Alta carga emocional al trabajar con poblaciones vulnerables.
- Liderazgos colaborativos y horizontales, entre ellos, patronatos, directivos de corporativos patrocinadores, e instituciones gubernamentales … para nombrar algunos.
¿Es diferente hacer coaching en el sector no lucrativo?
Sí, en algunos aspectos clave:
- Mayor necesidad de empatía, sensibilidad intercultural y conciencia social.
- Expectativas realistas alineadas con estructuras no tradicionales.
- Identificación de tensiones entre misión, financiamiento y sostenibilidad.
- Importancia de abordar temas de Inteligencia Emocional el “burnout” y el autocuidado del equipo.
Pero no en los fundamentos:
- La escucha, la presencia, la ética, y la co-creación siguen siendo esenciales.
- Las competencias centrales de ICF se aplican igual con adaptaciones contextuales.
El valor del coaching en este contexto
- Mejora de la comunicación, claridad en decisiones estratégicas.
- Prevención de agotamiento en equipos de alto compromiso emocional.
- Apoyo para navegar la complejidad del cambio social.
- Genera impacto indirecto en las comunidades que las ONGs sirven.
¿Qué nos llevamos como coaches?
Como coaches aprendemos a trabajar con propósito, adaptabilidad y humildad, al ampliar nuestra mirada sobre el impacto del coaching más allá del mundo empresarial y del desarrollo personal. Como ICF México, fortalecemos nuestra responsabilidad social como comunidad.
En ICF México contamos con programas de Voluntariado para proveer este apoyo a
- Pro-bono estructurado o voluntariado con enfoque de coaching.
- Alianzas con fundaciones y financiadores que incluyan coaching en sus apoyos.